Roger Mira | El sector exterior valenciano: algunas consideraciones

Roger Mira | El sector exterior valenciano: algunas consideraciones

Ha publicado el IVACE estos días unos datos interesantes por lo que respecta a las exportaciones de los varios sectores productivos valencianos y que indican que el pasado mes de septiembre el total de las exportaciones valencianas crecieron un 9.3 % comparativamente al mismo mes del año anterior. Datos ciertamente esperanzadores y positivos que han aprovechado interesadamente algunos periodistas para asociarlas rápidamente a la gestión del Consell, es decir, para mirar de explicarnos que la estabilidad del gobierno valenciano y la gestión dinamizadora de la Conselleria de Economía del Bien Común han hecho de palanca para que nuestras exportaciones empiezan definitivamente a repuntar después de años de crisis generalizada y de gobiernos populares.

Obvia el mismo informe algunas verdades de las que no se hace eco ningún medio y que tendrían que ayudar a la prudencia y a la reflexión: el conjunto de las exportaciones valencianas a final de septiembre crece solamente un 2,5% frente a la media del 9.5% que lo hace al resto del Estado, es decir, estamos creciendo al exterior alrededor de una cuarta parte que lo hace la media de España. Poco más o menos, un indicador más, que sumado a los porcentajes todavía insoportables de paro (especialmente del paro juvenil) o los niveles de renta per cápita de los valencianos, nos tendrían que hacer a todos, políticos y medios, a ser un poquito más prudentes. Y todo esto sin considerar el peso relativo de la Ford y todo el clúster del automóvil, que suponen una cuarta parte de todas nuestras exportaciones, y que sube un 3.7% en el apartado de coches, pero que sufre una bajada considerable del 27% en el apartado específico de motores y componentes.

Es cierto que hay cierta estabilidad y que desde una Conselleria, que lamentablemente ya no cuenta con herramientas especificas para dinamizar las exportaciones como fue la IVEX en los años de abundancia, está trabajándose con buena voluntad; pero también es innegable, y esto es algo fundamental y que a estas alturas no hemos podido leer en ningún medio, que si el sector exterior valenciano empieza en líneas generales a repuntar, se debe mayoritariamente al inmenso esfuerzo inversor del empresariado en tecnología y equipamiento durante estos años de crisis para hacer sus empresas más productivas y más competitivas. Un par de ejemplos muy paradigmáticos de esta situación, han sido los sectores de la cerámica y del textil, que han visto la última década cierres de empresas emblemáticas –incluso algunas de centenarias– como también varios procesos de fusiones, re-organizaciones o absorciones; y la nueva aparición, en algunos consejos de administración de empresas tradicionalmente familiares, de algunos grupos de capital-riesgo provenientes del extranjero.

Dos sectores que han sufrido de lo lindo durante demasiados ejercicios -el cerámico por el chasquido de la burbuja del azulejo el 2007 al Estado y también a algunos mercados europeos; y el textil afectado por la propia coyuntura económica general y por una deslocalización elevada de la producción- y que han sido ejemplo en todo momento del esfuerzo inversor del empresariadovalenciano durante los años duros de la crisis, que han incidido en la incorporación la última década de tecnologías que los hacen más competitivos, los abren más y más puertas al exterior; y que finalmente ahora observan como empiezan a recoger los frutos a años de inversión y re-orientación del negocio.

Lo mismo pasa con el sector químico que también crece considerablemente fruto de años de muchas inversiones en investigación y en tecnología, y que ya paga los mejores salarios de nuestro tejido industrial. Y es que en un contexto de lenta recuperación económica como el actual, la función de políticos y gobernantes (además de legislar en materias medioambientales, de seguridad laboral o de derechos de las empresas y los trabajadores) tiene que ser más pronto la de facilitar que hayan vehículos para acceder a la financiación, caso de los recuperados IVF y SGR valencianos, trabajadores entre otros; pero también, y muy importante, hacer una tarea de acompañamiento a nivel comercial y que pongo las mínimas trabas posibles. Desgraciadamente hay quién ha preferido que esto último no vaya del todo compasado y hemos tenido que observar como hace unos meses la propia formación del Conseller que encabeza Economía se posicionaba a Les Corts Valencianes en contra de los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos (TTIP) y Canadá (CETA) situándose en las mismas posiciones proteccionistas de políticos justamente tan progresistas en el presente como Theresa May o un Donald Trump que no sólo ha entorpecido y evitado la implementación final del propio TTIP, sino que ha desguazado el NAFTA al observar una balanza comercial negativa de muchos años con México que se le hacía insoportable; o los propios Margaret Thatcher y Ronald Reagan en el pasado.

En este sentido, y después de la eliminación de aranceles que en el caso de algunos de nuestros sectores productivos más potentes iban del 15% y el 20% , hay datos publicados que ya constatan el crecimiento de las exportaciones valencianas en el Canadá. Y harían bien algunos del nuestros políticos si dejaron de emperrarse al hacer seguidismo a los altavoces de proclamas demagógicas y apocalípticas que dicen que nos llegarán un día a los supermercados valencianos productos cargados de veneno, que acabaremos sometidos a los lobbies centro-europeos, o que incluso echaremos a perder un sector cítrico valenciano, que hace mucho que empezó a deslocalizar la producción de alguna manera también por la tendencia a la desestacionalitzación que demandaba el mercado norteamericano; y emprendieron el camino del sentido y del interés general de su sociedad y de su tejido económico y productivo porque al fin (y afortunadamente para todos) la realidad agobiante y terca acaba para demostrar que el crecimiento de las exportaciones a un mercado donde se paga un precio mediano alto por nuestras manufacturas, supone una oportunidad más para el crecimiento de nuestras industrias y supongo que un grano de arena más para ayudar en la generación de puestos de trabajo de calidad.

Todo ello, y para finalizar: ni es justo, ni es correcto atribuir los incrementos de las ventas en los mercados internacionales a la presunta estabilidad de un Consell del que no sabemos muy bien qué propuestas tiene en materia económica y que empieza a sufrir la amenaza cada día menos sepultada de un grupo de Podemos que no ayudará –cosas de la visibilidad necesaria– para nada a la estabilidad durante el que resta de legislatura. No es serio. Y, a pesar de que es habitual que la grazna de quienes a cada cuatro años pasan por las instituciones trato de vender a la opinión pública las virtudes de la gestión de sus superiores esta suerte de noticias y publicaciones representan una visión absolutamente subjetiva, partidista e interesada que no se ajusta muy bien la realidad. Porque, a pesar de que para el conjunto de nuestro sector exterior empieza a volver a salir el solo, el grueso de los méritos — seamos coherentes, seamos objetivos y seamos serios– y el inequívoco esfuerzo inversor y tarea de promoción y dinamización de nuestros productos al extranjero durante toda una década de penumbra no han sido precisamente los de nuestra clase política.